Descubrir los verdaderos porqués de lo que hacemos, opositar, en este caso, nos obliga a una mirada introspectiva con la que analizar qué necesidades estamos tratando de satisfacer.
Conocerse bien no es algo fácil. La mayoría lo vamos averiguando con el paso de los años.
Si te dejas llevar por los dogmas sociales, llegarás a la conclusión de que el mejor motivo para opositar es la seguridad económica que tendrías siendo funcionario. Es cierto que un sueldo fijo da relativa estabilidad económica, pero no lo es menos que también la da tener tu propio negocio, trabajar en la empresa familiar o conseguir un nivel de formación tal, que te convertiría en imprescindible en cualquier empresa.
Por ello, no me parece buena idea que el pilar fundamental para tomar la decisión de opositar sea la seguridad económica. No digo que no sea algo importante, que obviamente lo es, sino que no debe ser la razón principal – o no, en la mayoría de los casos-. Por un lado, porque podríamos discutir qué es la verdadera seguridad económica y cuál de las alternativas propuestas la favorece mejor, pero, sobre todo, porque cuando estés sufriendo la enésima mala racha de estudio -que la sufrirás; garantizado- no te pararás a pensar en seguridad económica. Tu cabeza, destrozada por el estrés y la presión, gritará que dejes la oposición, que huyas cual alma pecadora perseguida por el Diablo y explores otros caminos que, sin duda, te parecerán menos dolorosos y más seguros que continuar opositando.
Reflexiona un poco, y verás que detrás tu opositar puede haber mucho más que seguridad económica: Crecimiento personal y profesional… Desafío de nuevos retos… Conexión con la tradición familiar… Contribución al ciudadano… Relevancia social…
Cuando sientes una verdadera vocación por una profesión a la que pretendes acceder tras el aprobado, no se debe a ninguna ecuación cósmica. La sientes por que satisface algo dentro de ti.
Busca ese algo; hazte una lista con tus porqués y pégala en la pared de tu cuarto de estudio.
Al tener esa lista, te verás obligado a leerla cada vez que levantes la cabeza del temario, por lo que se te grabará a fuego en la mente.
No estamos acostumbrado a hacer listas con objetivos, deseos o porqués. Lo vemos como algo más propio del séptimo arte que de la vida real, pero lo cierto es que aporta mucha claridad y la claridad de ideas es poder.
La única forma de aguantar una oposición es teniendo claro el porqué estás opositando.
Yo me hice esa lista y me ayudó. Desgraciadamente, sólo la hice cuando ya estaba sumergido en lo más hondo de mi crisis. Si pudiera volver atrás, empezaría por la lista. Es más, hoy, sigue colgada en el despacho de casa de mis padres que tantas horas me vio estudiar. No por nostalgia; sino como recordatorio, por si me da por quejarme de los problemas en la oficina.
Existe una razón, más allá de mi experiencia, por la que sé que hacer una lista con tus porqués, ayuda, y es la siguiente:
1.- Tu cerebro está programado para sobrevivir, es decir, estás biológicamente programado para alejarte del sufrimiento y buscar el placer.
Por eso, cuando sufres por el miedo al fracaso, la desesperanza o el agotamiento que provoca la oposición, tu cerebro -programado para sobrevivir, recuerda- hace todo lo posible por alejarte de esa situación de dolor inundándote de razones -porqués- para que te rindas y dejes de sufrir, es decir, para que abandones la oposición.
Ante ese aluvión de razonadísimas razones, tú, opositor, dudas ( ¿ y si lo dejo? Tanto sufrir no puede ser bueno…).
2.- La duda es el peor enemigo del aprobado. Para aprobar necesitas estar concentrado al 100% en tu objetivo y con todos tus recursos disponibles. La duda te resta energía, te distrae, te embauca aprovechándose de tu debilitada confianza y desorientación.
3.- Tu lista de porqués te recuerda el premio detrás del sufrimiento. Es la trampa que le tienes preparada a tu cerebro programado para sobrevivir. Le estás diciendo: » Cerebro, aguanta un poco más que después de este sufrimiento viene el placer; aguanta, que el dolor es transitorio mientras que la Gloria es eterna«
Haz tu lista de porqués. No pierdes nada por intentarlo.