CR3 .- ESTUDIA A CONSCIENCIA

Nuestro cerebro es como un potente ordenador que tiene instalado dos sistemas operativos que pelean entre sí para ver cuál es el predominante: uno que da respuestas rápidas, automatizadas e instintivas basadas en órdenes preconfiguradas -creencias o prejuicios-; y otro más lento, racional y reflexivo que analiza la realidad para dar la mejor respuesta aunque no sea la más rápida ( «Pensar rápido, pensar despacio» de Daniel Kahneman).

 Ante el reto de una oposición, el sistema automático podría llegar a la siguiente conclusión:

 » Tienes muy pocas probabilidades de aprobar porque hay muchísima competencia para muy pocas plazas, el temario es extenso y complejo y no tienes un expediente académico brillante. Tu única oportunidad consiste en encerrarte a estudiar todo lo posible y más que ningún otro opositor; obsesionarte con tener los temas más completos y actualizados; olvidar todo lo parecido a vida social con tu pareja, familia o amigos; no coger vacaciones; no consumir tu preciado tiempo cuidando tu cuerpo con deporte y vigilando la alimentación; y rezar, sobre todo, rezar…»

 Por su parte, el sistema racional podría decir:

 » Comparto el supuesto de hecho ( mucha competencia para pocas plazas; muchos temas y ausencia de expediente académico brillante) pero discrepo en la respuesta propuesta. La oposición es una carrera de resistencia en la que es preferible mantener un ritmo de estudio sostenible combinando sesiones de intenso trabajo con tiempo de descanso. Si el cuerpo no está en condiciones óptimas, el rendimiento intelectual desciende por lo que tienes que cuidarlo con deporte y una alimentación adecuada. El estado anímico también influye en la capacidad de estudio así que debes oxigenar tu mente con actividades con amigos, familia o pareja y programar vacaciones para recuperar energía. Y respecto a rezar… mejor reza; por si acaso.»

 Por lo tanto, vemos como ante un mismo reto, nuestro propio cerebro puede plantear dos formas de afrontarlo: estudiar hasta reventar o estudiar a consciencia.

 Desde esta perspectiva, es fácil darse cuenta de que para aprobar, no basta con estudiar mucho, sino que, además, hay que estudiar con buena técnica, siguiendo una buena programación y sabiendo en cada momento el porqué de lo que estás haciendo.

Sin embargo, no siempre nos damos cuenta de que estos mismos planteamientos -el automático y el racional- los usa el cerebro para abordar cualquier problema que se plantea durante la oposición (dificultades para memorizar un tema concreto; exceso de nervios a la hora de cantar delante del preparador; irregularidad en el rendimiento; pérdida de motivación; exceso de presión, etc. etc. etc.) Curiosamente, nuestra mente siempre va a ofrecernos una solución intuitiva a un problema mucho antes de que hayamos analizado con calma qué es lo que nos está pasando.

Hay que tener muy presente esta circunstancia: la primera respuesta suele estar basada más en emociones que en razones por lo que debemos ser muy cautelosos para no caer en la trampa de nuestra biología predispuesta a huir de todo lo que nos hace sufrir. Por todo ello, es nuestra parte más racional y menos impulsiva la que debe tomar el control de todas nuestras decisiones durante la oposición

 Es muy duro estar diez horas al día, seis días a la semana delante de un temario que memorizar, pero cuando sabes qué es lo que quieres, por qué lo quieres y cómo tienes que actuar para conseguirlo ( en esto consiste estudiar a consciencia) , al menos, ese sacrificio adquiere un sentido.

El cerebro es puñetero. Tras miles de años de evolución, ha llegado a la conclusión de que lo mejor para nuestro cuerpo es ahorrar toda la energía posible y buscar la máxima satisfacción inmediata. Si no encuentra un sentido para el esfuerzo que estás haciendo, no tardará mucho tiempo en empezar a mandar señales para que dejes de sufrir y abandones la oposición. Somos cortoplacistas por naturaleza.

 Para poder soportar el esfuerzo que implica estudiar a consciencia, de forma constante y prolongada en el tiempo, existen, al menos en mi opinión, tres puntos claves:

 1.- No te centres en el sacrificio momentáneo que supone estar estudiando en vez de haciendo otras cosas que te apetezcan más, sino en la recompensa que obtendrás cuando apruebes. Volvemos a lo que decía antes: sufrir con propósito es mucho más llevadero que sufrir sin saber por qué.

Estudiar duro provoca sufrimiento, pero puedes decidir darle un sentido positivo a ese sufrimiento. Tú decides si opositar te está amargando la vida, o te está acercando a la vida que quieres.

 2.- Enfócate únicamente en el tema que tienes delante, sin prestar atención a los que te quedan por estudiar o a los que ya has estudiado.

 »  Nada es especialmente difícil si lo divides en pequeños trabajos» (Henry Ford ). Da igual lo extenso que sea el temario, el único tema importante es el que tienes delante por la sencilla razón que es el único con el que puedes trabajar. Sólo se puede estudiar hoy, aquí y ahora. Si piensas en el tema de mañana, no estás estudiando, sino preocupándote por lo que vendrá. Si piensas en el tema de ayer, tampoco estás estudiando, sino lamentándote de ir olvidando.

 3.- Da una visión práctica inmediata a lo que estás estudiando. No es lo mismo tener que memorizar un tema porque es el que toca ese día, que estudiarlo «jugando» a que estás resolviendo un problema que te acaba de plantear un ciudadano imaginario. Siempre es más motivador estudiar un problema concreto para ayudar a una persona, que estudiar un tema para aprobar un examen.

Una pregunta tonta: ¿ cuánto serías capaz de estudiar si te estuvieran apuntando la cabeza con una pistola? Seguro que la respuesta sería: lo que me pidieran. Quizás, la tensión que provocaría sentir el frío cañón de una 9 milímetros pegado a la nuca no es lo ideal para concentrarse en el estudio, pero creo que has entendido la idea.

Hay que estudiar lo necesario para aprobar pero también hay que ser consciente de que la oposición es una carrera de fondo en la que gana quien resiste, en la que hay que hacer sacrificios que tienen un propósito superior y en la que los obstáculos e imprevistos hay que aceptarlos como parte natural de la vida. 

Este es el precio a pagar, así que págalo.

 

Share This