Planificar y tomar decisiones consume dos de los recursos más preciados para el opositor: tiempo y energía.
Cada día vas a tener en tu mano el poder de gestionar tu jornada de la forma que consideres más adecuada para conseguir el aprobado. Pero como todo gran poder, conlleva una gran responsabilidad.
Desde que te levantas hasta que te acuestas estás tomando decisiones que afectan a la oposición.
Valorar las distintas opciones para elegir, al menos en teoría, la que creas mejor para tu objetivo, no es una tarea sencilla. Muchas veces, necesitas una profunda reflexión para saber qué camino es el adecuado para ti; otras tantas, sencillamente sucumbes a lo que te hace sentir bien a corto plazo -dejar de estudiar- aunque sepas que no es lo más conveniente.
Y sólo hace falta una pequeña mala elección para abrir la Caja de Pandora…: decides tomarte media tarde libre para quedar con un amigo que hace tiempo que no ves, pensando que ya recuperarás las horas perdidas. A la mañana siguiente, compruebas que el tema te está costando más de lo que preveías y empiezas a lamentarte por haberte tomado media tarde libre. Pierdes concentración; sube la ansiedad; la culpabilidad hace acto de presencia… y antes de que te des cuenta, llega el día del preparador sin haber cumplido tu objetivo semanal.
Todos conocemos esta historia.
La vida del opositor es muy dura y, a cada instante, van a surgir oportunidades de hacer cosas menos sacrificadas que estudiar.
Tu cerebro está sometido a una gran presión, y muchas de las decisiones que tomes sobre cómo gestionar tu tiempo, creerás que son consecuencia de un pensamiento razonado y objetivo pero, en realidad, están influenciadas por impulsos subconscientes que tienes bien arraigados.
Ahórrate la culpabilidad y la preocupación por elegir mal y automatiza la toma de decisiones.
Mientras tengas tu cabeza fresca y clara, programa tu vida de opositor y crea una buena rutina que determine lo que tienes que estar haciendo en cada momento del día. Así reducirás las posibilidades de verte abrumado sin saber qué camino tomar y caer en la tentación de elegir lo cómodo.
A pesar de lo estricta y rígida que es tu vida de opositor, siempre vas a tener un margen de elección, y poder elegir estresa. Con una rutina simplificarás la toma de decisiones, suponiendo un importante ahorro de tiempo y energía que hará que seas más efectivo y productivo durante tus horas de estudio.
Una buena rutina debe ser concreta para cada momento del día, realista conforme a tus circunstancias, sostenible según tus posibilidades, comprobable y motivadora.
Con todo, siempre es mejor tener una rutina imperfecta que incumplir, que no tener ninguna.
mi propuesta
Cuando se habla de la rutina diaria del opositor, normalmente, se pone el énfasis en su rutina de estudio. Todos los que hemos opositado, hemos seguido una rutina que establecía a qué hora empezábamos y a qué hora terminábamos de estudiar, cuándo descansábamos, qué día dejábamos para los repasos, qué día íbamos al preparador… Sin embargo, lo que te propongo es que tu rutina no se centre sólo en tu jornada de estudio sino que se extienda al resto de tu vida.
En demasiadas ocasiones, el opositor se olvida de que lo que haga fuera de las horas de estudio tiene una enorme influencia en su rendimiento.
Por lo tanto, no me parece mala idea que en tu rutina diaria, más allá de las horas que tienes programadas para estudiar, introduzcas una serie de buenos hábitos como por ejemplo:
- Levántate y acuéstate a la misma hora, pero descansa lo suficiente. La mayoría de las personas necesitamos dormir entre siete y nueve horas. Hoy en día, parece estar arraigada la idea de que para ser superproductivo hay que madrugar. Esto no es así. Dependiendo de tu cronotipo, tu rendimiento va a ser mayor durante la mañana temprano ( Alondras), hacia el medio día ( Colibrís) o por la tarde-noche ( Búhos). No todos los opositores tienen por qué empezar a estudiar a las 8:30 am. Lo importante es que hayas descansado lo suficiente y que alargues la jornada de estudio hasta que cumplas el objetivo diario. Cansado, por mucha cafeína que te metas, no rendirás bien, así que descansa. Puedes leer estos interesantes artículos de la BBC sobre la necesidad de dormir ( artículo, artículo)
- Come sano y haz deporte. Para poder rendir al máximo intelectualmente, el cuerpo tiene que ser capaz de maximizar su energía. El cerebro consume, aproximadamente, el 20% de la energía corporal, porcentaje que sube en época de exámenes -por lo tanto, siempre más del 20% en el caso de los opositores-. Hay alimentos como el brócoli, chocolate negro (+70% de cacao), plátanos, arándanos, nueces, pescado azul o aguacates que favorecen la memoria ( artículo interesante). Por el contrario, los ultraprocesados y los azúcares refinados perjudican el normal funcionamiento del cuerpo debiéndose evitar a toda costa. Ya sabes que el ejercicio físico es beneficioso para tu estudio. No sólo porque te mantiene en forma aumentando la energía disponible para estudiar, sino también, porque reduce la ansiedad y mejora la autoestima. Si quieres profundizar sobre los beneficios de una alimentación sana y cómo tener un cuerpo funcional, te recomiendo el Blog Fitness Revolucionario. No tiene desperdicio.
- Da un paseo diario, aunque sea de quince minutos. Son innumerables los beneficios para el cuerpo y la mente. Pasear libera serotonina que favorece el descanso, aumenta la creatividad, mejora el humor, tonifica las piernas, previene el deterior cognitivo… y, además, te recuerda que existe un mundo fuera de tu cuarto de estudio. Filósofos como Aristóteles, Nietzsche, Kant o Rousseau paseaban a diario mientras reflexionaban. Los expertos explican que cuando paseamos, el organismo entiende que estamos haciendo ejercicio y aumenta el flujo sanguíneo por lo que aumenta, también, la cantidad de oxígeno y glucosa que llega al cerebro mejorando la fluidez mental.
- Medita. En el mundo moderno en el que vivimos, nuestro cerebro tiene que estar procesando constantemente multitud de estímulos. Muchas veces, te verás abrumado por los acontecimientos, perderás el norte y no sabrás qué camino tomar. Meditar es una muy buena manera de ordenar tus ideas, escuchar a tu cuerpo y silenciar todo el ruido que bombardea tu cabeza. Es mucho más sencillo de lo que parece. No es necesario colocarse en una perfecta posición de loto y repetir mantras. A mí me enseñaron un simple ejercicio de control de la respiración. Consiste en estar sentado con la espalda recta y los pies bien apoyados en el suelo formando con las rodillas un ángulo de noventa grados, y concentrarse sólo y exclusivamente en la respiración mientras se inspira por la nariz X segundos, se retiene el aire 4X segundos y se expulsa lentamente, también por la nariz, durante 2X segundos. Los beneficios se notan a los pocos días de reperir la rutina.
- Diviértete. Reserva un tiempo -no digo diario pero sí semanal- para socializar y divertirte. Oblígate a ello aunque no te apetezca, y te garantizo que llegará el momento en que no te apetecerá. Uno de los grandes riesgos a los que te enfrentas es verte sumergido en la típica depresión del opositor. Es el peor escenario posible y llega sin que te des cuenta. El aislamiento al que te ves sometido y la falta de estímulos placenteros son el caldo de cultivo perfecto. Aunque tu vida tiene que estar centrada en el sacrificio que implica estudiar, no debes dejar de premiarte con pequeñas recompensas en forma de diversión. Sigue haciendo lo que siempre te ha gustado hacer, aunque, lógicamente, tendrás que adaptar la frecuencia al tiempo que te permita la oposición.
beneficios de crear una rutina de vida
Crear una rutina de vida persigue tres objetivos fundamentales:
- Ahorrar tiempo y energía. Siempre que ejecutamos una rutina, la parte del cerebro encargada de tomar decisiones se pone en modo automático asumiendo el control los llamados ganglios basales. Esto supone un importante ahorro de tiempo y energía por lo que el cerebro siempre está buscando formas de establecer hábitos para emplear dicha energía en tareas más complejas. El peligro reside en que no diferencia entre los buenos y los malos hábitos. Debes estar atento.
- Reducir la culpabilidad y la preocupación. Antes comenté que el poder elegir cómo emplear tu tiempo conlleva una gran responsabilidad. Si te equivocas en tu elección, surgirá la culpabilidad. Para evitar esa culpabilildad, nace tu preocupación por elegir bien. Estableciendo una buena rutina de vida en un momento de calma y frescura mental, automatizarás la toma de decisiones y así reducirás la culpabilidad y la preocupación pues de antemano, habrás elegido la mejor opción.
- Dar seguridad. Una de tus necesidades básicas como opositor es la de seguridad. Aunque pueda parecerte increíble, con el tiempo, llegarás a sentirte cómodo en tu rol de opositor. Harás de la oposición tu zona de confort, aunque ello no significa que te sientas bien o feliz opositando, sino que te acostumbrarás a este estado. La incertidumbre genera estrés, y el estrés dificulta la concentración necesaria para estudiar. Con una rutina haces predecible tu día a día. Sabes que si cumples tu rutina, obtendrás los resultados que persigues.
reflexión final
Mientras opositaba, siempre me gustó pensar que los opositores éramos una especie de profesionales de élite del estudio.
Del mismo modo que los deportistas profesionales -sobre todo en deportes individuales- saben que crear una buena rutina que controle todos los aspectos de su vida diaria es la única forma de alcanzar su máximo nivel, tú, como opositor, debes construir tu propia rutina para conseguir tu objetivo de aprobar. No hay otro camino.
» Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto; es un hábito» Aristóteles.