LAS 7 NECESIDADES BÁSICAS DEL OPOSITOR

 

Los opositores también son seres humanos.

En ocasiones, puede que su aspecto invite a pensar lo contrario, pero no son máquinas programadas para estudiar once horas al día, seis días a la semana sin que nada ni nadie sea capaz de perturbar su rutina.

Sienten y padecen. Tienen sueños y temores.

Es por eso que resulta interesante hacer una reflexión sobre las necesidades básicas de los opositores, pues al hacerlo, quizás alguno encuentre sentido a lo que le sucede y pueda superar un mal momento.

Ya en 1943, el psicólogo norteamericano Abraham Maslow formuló en su obra Una teoría sobre la Motivación Humana, su famosa jerarquía de las necesidades humanas -más conocida como la Pirámide de Maslow-, en la que, posteriormente, se basaron estudiosos de la conducta humana como Tony Robbins o el Dr. Mario Alonso Puig para determinar qué nos mueve en nuestras vidas o, lo que es lo mismo, por qué hacemos lo que hacemos.

La traducción de esos interrogantes al idioma de las oposiciones podría ser algo así:

¿A QUÉ SE DEBE EL COMPORTAMIENTO DEL OPOSITOR?

Toda acción u omisión va encaminada a dar satisfacción a alguna de las necesidades que analizaremos. Perseguimos placer o huimos del sufrimiento. No hay más misterio.

La mayoría de los opositores tienen las mismas necesidades. La diferencia radica en cómo las clasifican.

Su comportamiento durante las distintas fases de la oposición depende de qué necesidad estén tratando de satisfacer y de cómo crean que van a conseguirlo.

De lo que se trata es de saber cuáles son y ponerlas al servicio de nuestro objetivo.

 

1.- SEGURIDAD

Todos necesitamos cierto grado de seguridad, certeza y estabilidad. Vivir sumergidos en una vorágine de incertidumbre y continuos cambios genera un enorme estrés. Nuestro cerebro está programado para sobrevivir y, en consecuencia, busca una zona de confort libre de todo elemento amenazante.

Durante la oposición, la necesidad de seguridad se puede manifestar de diversas formas:

  • Búsqueda de la tranquilidad necesaria que requieren las largas e intensas jornadas de estudio. Los esfuerzos del opositor deben concentrarse en rendir al máximo y no en resolver imprevistos. Por este motivo, suele ser maniático y fácilmente irritable con todo lo que altere su zona de confort. La rutina diaria y la programación del estudio del temario, van a automatizar la toma de decisiones sobre lo que hacer en cada momento. Para el opositor, resulta tranquilizador saber que el día a día sigue un plan establecido a conciencia para conseguir el objetivo de aprobar.
  • Deseo de dominar los temas. Tratar de controlar el temario es una máxima que dirige la vida del opositor. En la tranquilidad de su lugar de estudio, necesita alcanzar la mayor perfección posible con los temas pues es lo que le permitirá apaciguar, aunque sea un poco, los nervios del examen.
  • Miedo a cambiar las variables necesarias para mejorar. En ocasiones, el estudio no va lo suficientemente bien pero el opositor ofrece resistencia a introducir cambios que desde fuera se hacen imprescindibles. La expresión de más vale malo conocido que bueno por conocer no es más que un reflejo del deseo de seguridad.

Al cerebro le encanta la seguridad, lo predecible, pero sólo hasta cierto punto, más allá del cual, puede caer en el miedo o la falta de motivación -piénsese en el opositor, que dominando razonablemente su temario, no ve convocada su oposición y sabe que cada día es igual que el anterior; o el que no quiere presentarse a exámenes por entender que no domina el temario-.

De ahí, la siguiente necesidad,

 

2.- VARIEDAD

La vida del opositor es y debe ser muy rutinaria.

La seguridad y la estabilidad deben figurar en la base de su pirámide de necesidades pues su energía, como hemos dicho, debe concentrarse en ir avanzando en el programa y no en gestionar más novedades de las imprescindibles.

Sin embargo, a medida que se va progresando en el temario, se requieren ciertas dosis de variedad pues se corre el riesgo de entorpecer el normal ritmo de preparación.

Algunos cambios, dan miedo porque amenazan la zona de confort; otros, gustan porque renuevan la ilusión. Ambos hay que aceptarlos como parte de la oposición.

Formas positivas de satisfacer esta necesidad podrían ser cambiar el lugar de estudio; completar temas con alguna sentencia, resolución u opinión doctrinal; programar con el preparador simulaciones de examen o acumulaciones de temas que alteren la rutina semanal, romper el ritmo de estudio con vacaciones…

Formas negativas serían avanzar de tema sin haber llegado a dominarlo; actualizar constantemente los temas retrasando el estudio; cambiar de preparador sin motivo culpándolo de la falta de rendimiento del opositor…

3.- RELEVANCIA

Del mismo modo que todos necesitamos, en mayor o menor medida, seguridad y variedad, también necesitamos sentirnos importantes, llamar la atención, destacar sobre los demás.

No se trata de ser egocéntrico, sino de tener un pequeño corazoncito sensible que quiere saber que si desapareciera del mundo, alguien iba a echarlo de menos.

La necesidad de relevancia no deja de ser una consecuencia del ego y, por lo tanto, debe controlarse adecuadamente pues trae muchos más problemas que beneficios (  «El ego es el enemigo» de Ryan Holiday)EEl

El opositor puede buscarla de muy distintas formas, ya sea estudiando mucho para destacar como opositor aventajado; reaccionando desproporcionadamente cuando las cosas no salen de acuerdo a sus expectativas; teniendo unos temas completísimos y actualizados al máximo; o con alguna manía extravagante.

No son pocas las veces que el opositor se siente invisible e incomprendido. Esos sentimientos, no son más que manifestaciones de las necesidades de relevancia y de…

 

4.- CONEXIÓN-AMOR

La necesidad de amor y pertenencia a un grupo de afines es algo que está grabado a fuego en el ADN de las personas. Queremos formar parte del club, sentir el aprecio y respaldo de quienes apreciamos.

Somos animales sociales por naturaleza. Fue nuestra capacidad asociativa la que nos permitió, como homo sapiens, triunfar sobre el resto de especies. Precisamente por eso, la soledad que siente el opositor es una de las cosas más duras que debe soportar. Estamos acostumbrados a interactuar con los demás. Querer huir de esa situación de aislamiento, es una buena motivación para estudiar y, al mismo tiempo, es una prueba de fortaleza mental.

La soledad física y emocional, la incomprensión, la falta de contacto con amigos, son algunas de las grandes batallas que tiene que librar el opositor.

Quien sienta una necesidad incontrolable de amor y de participar en todo tipo de eventos sociales, va a tener un serio problema para aguantar una oposición, sobre todo, si es de larga duración. No es por casualidad que se dice que la oposición es lo más parecido que existe a una muerte civil.

 

5.- CRECIMIENTO

Uno de los secretos para sentirse satisfecho durante la oposición es estar en constante crecimiento ( lo que no crece, se muere). Ello significa estar siempre avanzando tanto en el dominio de los temas y como en la forma de cantarlos.

El opositor debe sentir un voraz hambre de nuevos conocimientos.

La oposición puede satisfacer esta necesidad de crecimiento en un doble sentido:

  • Por un lado, porque no hay una forma más rápida de adquirir conocimientos que estudiando once horas diarias, seis días a la semana,
  • y, por otro, porque la presión y el estrés a que somete al opositor le obliga a fortalecer su carácter y desarrollar cualidades imprescindibles no solo para aprobar, sino para la vida en general ( disciplina, constancia, autoexigencia, voluntad de superación, gestión emocional…)

 6.- CONTRIBUCIÓN

La oposición obliga a ser egoísta. El número de horas diarias es limitado y la gran mayoría de ellas se consumen con el estudio y el imprescindible descanso.

Sin embargo, la necesidad de contribución es consustancial al ser humano y, aunque el opositor suela tenerla en stand by, puede aflorar.

Colaborar en el elaboración de temas o resolver dudas a otros compañeros, son muy buenas formas de colaborar con el mundo de las oposiciones.

Esto es bueno y, aunque pueda parecer una pérdida de tiempo, tiene importantes efectos beneficiosos en el ánimo del opositor pues eleva su autoestima al sentirse útil y refuerza el sentimiento de pertenencia a un grupo.

Precisamente por la limitación temporal que supone contar un día de veinticuatro horas, si se invierten más de las prudentes en colaborar con los demás, puede ser que se estén descuidado otras necesidades más imperantes como la de avanzar en el temario ( crecimiento) o la de seguir la rutina diaria ( seguridad)

Otro enfoque positivo que se le puede dar a esta necesidad es la de contribución al ciudadano, que constituye la esencia de toda función pública. Los funcionarios trabajamos para dar solución a los problemas que se les plantean a nuestros vecinos. Ese es el verdadero sentido y razón de ser del funcionariado.

Cuando uno estudia con el deseo adquirir conocimientos para poder ayudar a los demás, sin darse cuenta, se está ayudando a sí mismo a aprobar. Esta es una muy buena forma de estar enfocado durante la oposición, aunque no es nada sencillo, pues la cara de ese ciudadano en apuros es borrosa y lejana.

 

CONCLUSIÓN:

Todos, no solo los opositores, tenemos estas seis necesidades. A lo mejor, no las llamamos así, ni nos damos cuenta de su existencia, pero nuestra conducta va enfocada a la realización de alguna de ellas.

No hay una forma correcta de clasificarlas, pues depende del carácter de cada uno, pero es importante tener en cuenta que el opositor puede intentar satisfacerlas utilizando medios constructivos o destructivos. No es lo mismo ganar seguridad estudiando mucho para dominar un tema, que negándose a modificarlo cuando es necesario; no es lo mismo ganar relevancia esforzándose para destacar como opositor brillante, que montando un espectáculo cada vez que no sale bien un tema con el preparador.

El opositor con mejor capacidad para identificar qué necesidad está tratando de satisfacer con una determinada conducta, y para analizar si esa conducta tiene un efecto positivo o negativo en su rendimiento -y actuar en consecuencia reforzándola o rectificándola-, tendrá más opciones de ver satisfecha la verdadera y última necesidad de todo opositor,

7.- APROBAR

Suele decirse, no sin razón, que el objetivo fundamentar de opositar es aprobar, y de paso, aprender.

La necesidad de aprobar debe inundar toda la realidad del opositor y a ella debe someterse cualquier otro deseo.

Esta obviedad suele olvidarse con más frecuencia de la que podría parecer. No es fácil darse cuenta de que, en ocasiones, estamos más preocupados de ganar relevancia que de aprobar; o de que nuesta voluntad de ayudar a los demás opositores resolviendo dudas, oculta un ansia de contribución que nos eleve el autoestima; o de que nuestra obsesión por darle muchas vueltas al temario antes de presentarnos al examen en realidad está provocado por un miedo al fracaso.

La mente del opositor es compleja pero en ella debe grabarse a fuego que toda conducta tendente a satisfacer alguna de las anteriores necesidades, debe también contribuir a satisfacer la necesidad de aprobar. De lo contrario, debe rectificarse pues conviene recordar que se oposita para aprobar.

NOTA: Si te interesa este tema de las necesidades humanas, Tony Robbins lo trata en su libro » Poder sin límites«.

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